domingo, 30 de octubre de 2016

CellCept sin receta

 Hace algún tiempo nos llegó una circular del Colegio sobre el Micofenolato de mofetilo (CellCept), fármaco inmunosupresor indicado en trasplantes. Alertaba dicha comunicación sobre los catastróficos efectos que dicho principio activo puede originar en el feto durante el proceso de gestación. 
 Resulta que hay una joven cliente trasplantada a la que se prescribe regularmente dicho medicamento. Ayer me viene a por la caja correspondiente del mes pero me dice que hasta dentro de unos pocos días no le sellan la receta (es de visado de inspección).
 ¿Qué hago yo entonces? Sé a ciencia cierta que esta chica consume con regularidad este fármaco. Y que le es imprescindible. Por otra parte está en edad fértil y yo no conozco nada de su vida privada. El hecho objetivo es que no tiene receta y la ley me prohibe dárselo en esas condiciones. Pero si no lo toma el perjuicio para su salud puede ser muy importante. 
 ¿Qué hacer? “To be or not to be,  that is the question...”. Sobre la marcha improviso una solución. Amago con no darle el medicamento y me indigno con ella por pasarme esa patata caliente. Casi le echo un puro.  Cuando consigo que se agobie, me hago el condescendiente y le doy la medicina, prometiéndole que es la última vez que sale en esas condiciones, sin receta. Me ha quedado una representación muy lograda. Se va y yo me quedo pensando: “Que no nos pase nada”. 
 A los pocos días respiro. Viene con la receta sellada y en regla. Estas son algunas de las salomónicas decisiones que tenemos que tomar en la oficina de farmacia casi sin tiempo para pensarlas y bordeando y traspasando los límtes de la legislación. Pero la vida real se parece a veces muy poco a la vida que nos pinta el BOE. 

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